viernes, 28 de agosto de 2009

Vecinos estelares

Cuando no sabía muchas cosas de la ciencia (y reconozco que a día de hoy, sólo se que no se nada), sentía que el hombre era algo importante, grande y poderoso, capaz de cambiar su rumbo, de combatir plagas y hacer grandes inventos como la luz eléctrica, el coche, el teléfono, ordenadores, internet, ect. Pero luego fuí aprendiendo cosas nuevas en la universidad y en buenos documentales y sucedió que, cuanto más aprendía, más insignificante y pequeñito me parecía el ser humano. La ciencia que me hizo cambiar el punto de mira es la Astronomía y eso que se más bien poco (por no decir nada).
Cuando por la noche me quedo mirando el cielo en sitios oscuros y, durante horas, observo las estrellas me quedo sin palabras, pero es que cuando veo las imágenes obtenidas con potentes telescopios, sencillamente me quedo sin aliento.



Debo reconocer que, debido a mi limitado cerebro, no me imagino la inmensidad del universo (ni si quiera se visualizar el significado de esta palabra) y siguiendo con la misma dosis de sinceridad... creo que en otros planetas de esta o de otra galaxia, puede existir otro tipo de vida. No me imagino cómo serían nuestros vecinos, ni tampoco se si son inteligentes, forman sociedades o son seres que estan ahí porque tienen que estar.

Cuando hablo de esto con otra gente de pensamientos e ideologías diferentes, todos solemos coincidir; los creyentes me dicen que el Creador es un ser muy inquieto y que es más que posible que haya proporcionado otras condiciones ambientales favorables en otro planeta donde se pueda desarrollar otro tipo de vida; los ateos me dicen que es más que probable que no seamos los únicos y que la casualidad haya proporcionado dichas condiciones óptimas en otro lugar.


"¿Crees que es posible otro tipo de vida?"

"¿Cómo serían nuestros vecinos? "

"¿Respiraran oxígeno?"

o mejor... "¿Respiraran?"

Son preguntas que a veces me hago, justo después de sentirme pequeñita cuando me comparo con las palabras Inmensidad y Universo.

domingo, 23 de agosto de 2009

La vuelta al cole

Pues ya lo veis, estoy de vuelta que aunque la vuelta al cole siempre fue vuelta al cole, este año estoy muy contenta en estar de nuevo en casa. Es cierto que el trabajo fuera de casa no empieza hasta el 1 de septiembre, pero este año, por circunstancias extrañas de la vida, me alegra volver a casa.
Como si fuera un año nuevo, para empezar este nuevo ciclo me he propuesto algunos objetivos. Esta costumbre la llevo haciendo casi de una forma inconsciente desde que era una niña. Por aquel entonces por estas fechas me proponía aprobar todas las asignaturas con buenas notas, ser más obediente y ahorrar dinero para comprarme pijaditas múltiples de diversos precios; el rango económico era muy variado, podía ir desde un estuche nuevo hasta unos patines a la última moda, y claro está, era decir mucho para una chica de 9 años que tenía una paga de 200 pesetas a la semana y que se me olvidaba cada vez que me cruzaba con la tienda de enfrente de casa de chuches y frutos secos (recuerdo que tuve una congelación de sueldo que duró muchos años). Cuando fui creciendo esta costumbre se fue arraigando en mí sin darme cuenta, ahora recuerdo que todo comenzaba cuando llegaba finales de agosto y había ido a comprar los libros nuevos para ese curso, los bolis, gomas y otros aperos estudiantiles; cuando sacaba los libros de las bolsas, los forraba y les ponía mi nombre, era ahí cuando en mi cabeza imaginaba lo que quería ese año, los deseos parecían nuevos, pero no lo eran, se repetían revestidos con algún matiz nuevo, sacar buenas notas, conseguir que me ampliaran la hora de llegar a casa y ahorrar algo de dinerito para comprarme ropa (por aquel entonces me sentía tan mayor que ya desistí de los patines nuevos, ya salía con mi cuadrilla de amigas, incluso una de ellas tenía novio), recuerdo que a lo más que llegué fue a comprarme una camiseta, por aquel entonces, con mis 14 años y mis 500 pesetas de paga, no me daba para todo lo que me proponía, así que… decidí seguir creciendo, ¡a ver que remedio!, tras duras negociaciones por una subida más que justa de paga, no hubo forma de conseguir estar en la media de mis amigas (1000 pesetas, ojo que era una media, algunas tenían 1500 pesetas semanales) eso sí, me sentí ganadora en las duras negociaciones de la hora de llegada, consiguiendo 1 hora más respecto al año anterior (mis hermanas esto no lo consiguieron en su momento… ¡triunfo para la pequeña!)
Este año me propongo rendir en mi trabajo lo más que pueda, pero para variar, sin pasarme de la hora de salir para poder pasar más tiempo con mi familia (es el proyecto más importante y desgraciadamente siento no dedicarle el tiempo que se merece); también me he propuesto cuidarme un poco mejor, claro que, como ir al gimnasio es muy caro, por lo menos proponerme salir a andar o a correr; por último (aquí va un clásico en mi trayectoria de deseos) me he propuesto intentar luchar por un sueldo un poco más justo, nos os digo lo que cobro porque me da vergüenza. Y quizá os preguntareis ¿y que quiere comprarse con lo que ahorre esta vez? Quizá en otro post… porque este gran sueño lo merece, mi gran proyecto…